Mantra II
jijīviṣec chataḿ samāḥ
evaḿ tvayi nānyatheto 'sti
kurvan—haciendo
continuamente; eva—así; iha—durante esta vida; karmāṇi—trabajo; jijīviṣet—uno debe desear vivir; śatam—cien; samāḥ—años; evaḿ —viviendo
así; tvayi—para ti; na—ninguna; anyathā—alternativa; itaḥ—aparte de este
sendero; asti—hay; na—no; karma—trabajo; lipyate—puede atarse; nare—a
un hombre.
"Si uno continúa actuando así, puede aspirar a vivir cientos de años, ya que esa clase de actividad no lo atará a la ley del karma. El hombre no tiene otra alternativa aparte de ésta."
"Si uno continúa actuando así, puede aspirar a vivir cientos de años, ya que esa clase de actividad no lo atará a la ley del karma. El hombre no tiene otra alternativa aparte de ésta."
Nadie quiere morir, sino vivir lo más que
pueda. Esta tendencia no es sólo visible a nivel individual, sino que
también a nivel colectivo en la comunidad, la sociedad y la nación.
Existe una ardua lucha por la existencia en todas las clases de
entidades vivientes, y los Vedas dicen que esto es de lo más natural. El ser viviente es eterno por naturaleza, pero como
es esclavo de la existencia material, tiene que mudar de cuerpos una y
otra vez. Este proceso se llama la transmigración del alma, y ocurre
debido al karma-bandhana, o sea la esclavitud a las acciones.
La entidad viviente tiene que trabajar para conseguir su sustento, pues
ésa es la ley de la naturaleza material, y si no actúa de acuerdo con sus deberes prescritos transgrede la ley de la naturaleza, atándose más y más al ciclo del nacimiento y de la muerte.
Las
otras formas de vida también están sujetas al ciclo del nacimiento y de
la muerte, pero cuando la entidad viviente alcanza la vida humana,
tiene una oportunidad para liberarse de la ley del karma. El Bhagavad-gītā describe muy claramente el karma, el akarma y el vikarma. Se llama karma a las acciones efectuadas conforme a los deberes prescritos individuales mencionados en las Escrituras reveladas. Se llama akarma a las acciones que lo liberan a uno del ciclo del nacimiento y de la muerte. Y se llama vikarma
a las acciones efectuadas haciendo mal uso de la libertad individual, y
que conducen a formas inferiores de vida. De entre estas tres clases de
acciones, los hombres inteligentes prefieren las que liberan de la
esclavitud del karma. La gente ordinaria quiere hacer obras
buenas para ser reconocida y alcanzar una posición superior, bien sea en
este mundo o en el cielo, pero los hombres que han avanzado aún más,
quieren liberarse por completo de las acciones y las reacciones del
trabajo. Los hombres inteligentes saben bien que tanto las obras buenas
como las malas los atan por igual a los sufrimientos materiales, y en
consecuencia buscan el trabajo que los libere de las reacciones de las
obras buenas y malas.
Las instrucciones de El Śrī Īśopaniṣad están explicadas más detalladamente en El Bhagavad-gītā, llamado a veces el Gītopaniṣad, la crema de todos los Upaniṣads. En El Bhagavad-gītā (3.9-16), la Personalidad de Dios dice que no es posible elevarse al estado de naiṣkarma o akarma si no se efectúan los deberes prescritos mencionados en las Escrituras védicas. Los Vedas
pueden regular la energía activa del ser humano de manera que éste
pueda comprender gradualmente la autoridad del Ser Supremo. Cuando uno
comprende la autoridad de la Personalidad de Dios, debe entenderse que
ha alcanzado el estado del verdadero conocimiento. En ese estado
purificado no pueden actuar las modalidades de la naturaleza, a saber,
la bondad, la pasión y la ignorancia, y uno puede trabajar en base al naiṣkarma. Semejante trabajo no ata al ciclo del nacimiento y de la muerte.
De
hecho nadie debe hacer otra cosa sino prestar servicio devocional al
Señor. Sin embargo, en los grados inferiores de vida no es posible
adoptar inmediatamente las actividades del servicio devocional, ni es
posible detener completamente el trabajo fruitivo. El alma condicionada
está acostumbrada a trabajar para satisfacer sus sentidos en su propio
interés egoísta, ya sea inmediato o extendido. El hombre ordinario
trabaja para el goce de sus sentidos, y cuando este principio de
disfrutar de los sentidos se extiende hasta incluir a su sociedad, a su
nación o a la humanidad en general, asume varios nombres atractivos
tales como altruismo, socialismo, comunismo, nacionalismo,
humanitarismo, etc. Estos “ismos” ciertamente son formas muy atractivas
de karma-bandhana (el trabajo que ata), pero la instrucción védica del Īśopaniṣad
es que si uno quiere realmente vivir para cualquiera de los “ismos”
antes mencionados, entonces debe hacer que estén centrados en Dios. No
hay nada de malo en ser un casado, un altruista, un socialista, un
comunista, un nacionalista o una persona humanitaria, con la condición
de que lleve a cabo sus actividades en relación con īśāvāsya, el concepto de centrar todo en Dios.
El Bhagavad-gītā
(2.40) afirma que las actividades que tienen a Dios como centro son tan
valiosas que incluso unas cuantas pueden salvar a la persona del
peligro más grande. El peligro más grande de la vida consiste en
deslizarse otra vez al ciclo evolutivo del nacimiento y de la muerte. Se
debe considerar muy desafortunada a la persona que de alguna manera
pierde la oportunidad espiritual que le ofrece esta forma humana de vida
y cae otra vez al ciclo evolutivo. Los tontos no pueden ver cómo ocurre
esto, debido a que sus sentidos son defectuosos. En consecuencia, El Śrī Īśopaniṣad nos recomienda que utilicemos nuestra energía con el espíritu de īśāvāsya.
Si actuamos con ese espíritu, podemos desear vivir muchísimos años; de
otra manera, una simple vida prolongada no tiene ningún valor. El árbol
vive cientos y quizás miles de años, pero de nada sirve vivir tanto
tiempo como ellos, o respirar como los fuelles, o reproducirse como los
perros y los cerdos, o comer como un camello. Es más valiosa una vida
humilde centrada en Dios que el colosal engaño de una vida dedicada al
altruismo y al socialismo ateos.
Cuando las actividades altruistas se llevan a cabo con el espíritu de El Śrī Īśopaniṣad, se convierten en una forma de karma-yoga. El Bhagavad-gītā
(18.5-9) recomienda dichas actividades, pues le garantizan al ejecutor
la protección del peligro de caer en el proceso evolutivo del nacimiento
y de la muerte. Aunque estas actividades centradas en Dios queden a
medio terminar, benefician al ejecutor porque le asegurarán un
nacimiento humano en la siguiente vida. De esa manera, uno recibe otra
oportunidad para mejorar su posición en el sendero de la liberación.
No comments:
Post a Comment